Ver a una mujer en puestos de dirección es todavía a día de hoy un ejercicio de agudeza visual. Si bien es cierto que poco a poco vamos ganando nuestro espacio en el mundo de los negocios, pocas han logrado hacerse un hueco al frente de las grandes empresas. Tendemos a sobre estimar el rendimiento del hombre y quitar valor al de la mujer. Cuando empecé en esto del emprendimiento tenía miedo de que nadie me tomara en serio porque era mujer, joven, sin socios y no tenía experiencia ni sabía de nada en concreto más allá de mi trabajo de desarrolladora de software: lo único que sabía de emprender era lo que había oído por la televisión. Tenía uno de esos trabajos de 9 a 5 en el que no me iba mal, pero estaba cansada de hacer siempre lo mismo. Y sí, he tenido que soportar una buena ración de machismo y de ojos en blanco porque no me tomaban en serio. No era “experta”, no tenía un “nicho”. Nunca he sido capaz de elegir una sóla cosa que hacer durante los siguientes 10 años. Quería hacerlo todo, quería aprender a hacerlo todo.
Sé que un alto porcentaje de las personas que me leéis no sois expertas en nada, al igual que yo, que nunca me he atrevido a usar esa palabra conmigo misma. Hablar de mí como experta me parece inadecuado; no me siento a gusto ni me identifico (ni de lejos) con lo que hoy se considera ser experta. He pasado mis buenas fases de dudar, de tener la sensación de no valer, de no saber qué estás haciendo, ese síndrome del impostor… siempre está y estará ahí. Pero no hay que hacerle caso, porque todos en mayor o menor medida vamos improvisando a medida que se van presentando las oportunidades. Y bueno, no me ha ido tan mal sin el título de “experta cum laude”.
Conozco muchas personas cuyos proyectos se quedan siempre en el limbo porque “total, tampoco es que sea el mejor en esto”. Lo único que esas personas necesitan es dar el primer paso y empezar, salir de eso que llaman zona de confort. Arriesgarse y empezar a aprender haciendo. Yo no quiero llegar nunca al tope de mi conocimiento respecto a mi trabajo. He emprendido en campos muy diferentes, me he adaptado bastante bien a todo tipo de trabajos y quiero seguir aprendiendo y emprendiendo, ya que cada uno de ellos es una nueva aventura. A mí me gusta considerarnos personas del Renacimiento, siempre me ha parecido mucho más interesante esa forma de conocimiento variado, diverso e interconectado que la forma actual de hiperespecializacion en una materia. “Encuentra tu nicho”… pero si no sé ni lo que voy a cenar esta noche… Y hay tantas cosas interesantes por hacer ahí fuera, tantas cosas por probar… Me costó un montón decidir qué estudiar en la universidad, siempre me han interesado muchos temas diferentes. Al igual que en los puestos de trabajo, al cabo de un tiempo me aburría de estar haciendo siempre lo mismo, no tenían emoción alguna. Vi una charla TED hace poco, y nos llaman “multipotenciales”, que suena mejor que el “mujer orquesta” con el que me defino yo.
El objetivo de este blog es reunir en un mismo sitio todo ése conocimiento que he ido adquiriendo durante estos años en esas áreas que me interesan: negocio, finanzas, desarrollo personal, marketing digital, libros… y la propia vida, así como seguir aprendiendo cosas nuevas. Y si puede servir a alguien que me lea a no cometer los mismos errores que yo, o a emprender un camino que haga su vida mejor, bienvenido sea.
¡Empezamos!