Las mujeres poseen cuatro de cada diez empresas en España y, durante los últimos 50 años, las mujeres han recorrido un largo camino en el ámbito del espíritu empresarial.

Si el pasado es un indicador, los próximos 50 años parecen ser igualmente transformadores para las mujeres emprendedoras. Sin embargo, aunque las cifras generales son buenas, algunos aspectos del desarrollo empresarial siguen siendo un problema para muchas mujeres empresarias. Uno de esos problemas es la creciente falta de financiación de capital riesgo.

El problema de la financiación

 Si bien ahora es más probable que las mujeres inicien un negocio que los hombres, es menos probable que reciban fondos de inversión o de VCs. En 2018, 130 mil millones € en fondos de capital de riesgo cambiaron de manos. Las fundadoras solo ganaron el 2,2%  de este dinero, lo que significa que los fundadores masculinos recibieron casi el 98% de la financiación total. A pesar de que las mujeres están haciendo grandes avances en la propiedad de empresas, las puertas de la financiación de capital de riesgo están apenas entreabiertas.

No es un argumento el que las empresas propiedad de mujeres son menos rentables, ya que un informe de 2015 de First Round Capital, una firma de capital de riesgo, encontró que las empresas propiedad de mujeres superaron a las empresas masculinas en un 63%.

Entonces, el talento y los resultados están ahí, pero las mujeres todavía tienen dificultades para convencer a los líderes de las empresas de capital riesgo de que valen la pena la inversión. Esta estadística arroja luz sobre el problema: solo el siete por ciento de los socios de las empresas de capital riesgo son mujeres.

La desconexión de género

Es común que los humanos nos relacionemos, nos comuniquemos y ayudemos a quienes nos recuerdan. Es más probable que confiemos en aquellos que se parecen a nosotros porque es más probable que compartamos experiencias cotidianas. Este concepto ciertamente se aplica a los procesos de financiación del capital riesgo. Parece haber una desconexión conceptual y relacionada con el tema entre los inversores masculinos y las propietarias de empresas.

Las mujeres pueden seguir ideas que son ajenas a los inversores masculinos, como este ejemplo de EZBra, un apósito posoperatorio para mujeres que se han sometido a cirugías de pecho. Muchos socios masculinos de capital riesgo no entendían su propósito ni cómo podía encajar en su perfil. Otro problema es la falta generalizada de pasión por las ideas de negocios relacionadas con las mujeres (aunque estas tengan el potencial de ser muy rentables).

Echa un vistazo a esta cita de Katrina Lake, fundadora y directora ejecutiva del servicio de suscripción de ropa en línea, Stich Fix:

“Creo que las cosas intangibles realmente importan. Un inversor me dijo: ‘creo que eres increíble, pero tengo que elegir uno o dos puestos en la junta al año y deben ser aquellos con los que me sienta realmente apasionado por el negocio, y no creo que pueda ser un apasionado de los vestidos de mujer y del retail.‘”

Esta cita saca a la luz la necesidad de un cambio en la estructura que es el capitalismo de riesgo.

La importancia de que las mujeres inviertan en mujeres

Una vez más, la gente invierte en lo que sabe. Por lo tanto, es más probable que las mujeres inviertan en otras mujeres debido a sus experiencias compartidas, intereses y comprensión de las tendencias que afectan a la mitad de la población de este país (y del mundo). Para que las mujeres comiencen a recibir más fondos de capital de riesgo tienen que suceder dos cosas:

• Tiene que haber más diversidad dentro de los grupos que toman decisiones a nivel ejecutivo de las empresas de capital riesgo.
• Más mujeres deberían iniciar empresas de capital de riesgo para apoyarse mutuamente.

Muchas mujeres están de acuerdo con estas afirmaciones. Cambiar la estructura interna de las empresas ya existentes puede representar un desafío enorme, por lo que las mujeres están comenzando su propio cambio. Si bien aún no se conocen las cifras exactas, están comenzando a surgir más empresas destinadas a invertir en mujeres.

Muchos todavía están financiando la fase de la idea, mientras que otros están comenzando a proporcionar financiación para quienes se encuentran en etapas más avanzadas del proceso de desarrollo empresarial. También ha habido un crecimiento en más organizaciones relacionadas con empresas propiedad de mujeres, como grupos de afinidad empresarial, clubes sociales relacionados con empresas e incluso espacios de coworking. Los tres brindan acceso a recursos comerciales que pueden ser difíciles de lograr en espacios dominados por hombres. Las cosas se mueven lentamente, pero se mueven.

Las mujeres son la mitad de la población y ahora poseen el 40% de las empresas del país. Desafortunadamente, este crecimiento no se extiende a la accesibilidad de los fondos de capital riesgo. Gran parte de esto se debe a prejuicios inconscientes y a la falta de comprensión de problemas específicos relacionados con las mujeres propietarias de negocios y la base de clientes a la que sirven.

Afortunadamente, muchos están reconociendo el problema. Las mujeres están comenzando a unirse y crear empresas para invertir en otras mujeres. Si bien los números aún son bajos, el reconocimiento del problema está empujando a las personas a abrir un nuevo camino. Si esto continúa, los próximos 50 años brindarán aún más oportunidades para las mujeres emprendedoras e innovadoras.

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