Durante la mayor parte de mi vida he sentido esta extraña vacilación o malestar en mi estómago, como si fuera una “farsante” por poder lograr XYZ o que no soy lo suficientemente competente para hacer algo. Durante mucho tiempo, no supe cómo se llamaba y no fue hasta la treintena que me di cuenta de que lo que estaba sintiendo en realidad tenía un término científico y puede afectar a cualquier persona, no importa sus estudios, su profesión o lo alto que esté en el escalafón social.
El síndrome del impostor se describe como la sensación de no estar nunca a la altura; la duda constante de uno mismo, de no ser lo suficientemente buenos, competentes o capaces como otros pueden percibir que somos; de ser impostores, un fraude. Es un sentimiento que aparece sin ser invitado y notamos su presencia durante días. No solo nos hace sentir mal y derrotados, sino que nos extrae la vida en cuestión de segundos.
Suena divertido, ¿a que sí?
Para aquellos que no me conocen bien, antes de lanzar esta web y las mentorías a emprendedores y empresarios he recorrido un largo camino, puedo decir que ha sido cocinero antes que fraile. En realidad soy una desarrolladora de sofware con más de 15 años de experiencia a mis espaldas. Monté mi primera empresa, Pibeca Solutions, una agencia de desarrollo web y marketing digital, en el 2014 y a fecha de hoy sigo pendiente de cada uno de los pasos que da. Sin embargo, cada vez que preparamos un nuevo proyecto en la agencia o abordamos un nuevo proyecto en cualquiera de mis otras cuatro empresas, mi cerebro se acelera, y no de la manera en que me gustaría. De hecho, me castigo internamente y trato de sabotear mi propio éxito…
Por ser un fraude.
Por tener “suerte”.
Por preguntarme cuándo me van a descubrir.
Quiero decir, hasta este año (y todavía hay días aquí y allá, pandemia mediante), todavía no me veía como una empresaria “de verdad”, a pesar de gestionar cinco empresas muy diferentes y haber planeado y ejecutado docenas y docenas de proyectos para otros con éxito. O el hecho de que “nunca sentí que realmente perteneciera” junto a todos los demás emprendedores y empresarios exitosos… a pesar de que tengo clientes potenciales que llegan a mi bandeja de entrada todos los meses, he sido nominada a unos cuantos premios y he recibido reseñas de 5 estrellas de la mayoría de los clientes con los que he trabajado.
Las alegrías que nos deja el síndrome del impostor.
Lo que pasa con el síndrome del impostor es que da igual la edad que tengas, la raza o el género. Nunca discrimina. Y está ahí para devorarte vivo si no desarrollas un plan para hacerle frente. A lo largo de los años he enseñado a mi cerebro a reconocer que es mi síndrome del impostor el que habla cuando mis dudas o inseguridades se apoderan de mí. Se habla últimamente mucho sobre el síndrome del impostor y hoy quería compartir tres formas efectivas que me han ayudado a manejarlo cuando aparece.
Crear un archivo de hype
Si aún no has oído hablar de esto, estás de enhorabuena. Piensa en este “ARCHIVO DE HYPE” como una cápsula del tiempo de todas las cosas que necesitas para ser feliz. Es tu mejor amiga / animadora / una Siri exagerada las 24 horas del día, los 7 días de la semana, todo en uno.
Primero, crea una carpeta en tu escritorio o en Google Drive/Dropbox (da igual donde, lo importante es que la tengas a mano). A continuación, guarda en ella cualquier cosa, desde un testimonio o un cumplido hasta un logro que hayas conseguido o un premio recibido, específicamente en proyectos de los que estés realmente orgulloso. Por ejemplo, tengo comentarios y testimonios de mis clientes de las empresas / trabajadores / amigos, análisis del lanzamiento de mis negocios y oportunidades excepcionales que nunca pensé que fuera a conseguir. Las capturo y las coloco en esta carpeta HYPE GIRL, de modo que cada vez que me sienta deprimida, tenga un lugar para visitar, disfrutar de mis logros y motivarme, con el objetivo de volver a ponerme en pie para fulminar cualquier objetivo o tarea que tengo próxima.
Es genial ¿verdad?
Ya tienes en ti lo necesario para hacer lo que sea que quieras hacer. A veces, solo necesitas un pequeño recordatorio de lo que vales para seguir adelante.
Deja ir al perfeccionista que hay en tu interior
¿Alguna vez sentiste la necesidad de asegurarte de que cada parte de lo que estás entregando a un cliente sea el 110% perfecto, incluso si eso significa pasarte horas y horas perfeccionando la parte más pequeña de un proyecto? O no tomarte un descanso y sentir la necesidad de dedicar cualquier minuto libre que tengas a trabajar más duro y más tiempo para llegar a donde necesitas estar.
Sí, yo también he estado en esa situación y he hecho lo mismo.
Tuve que darme cuenta de que que esto estuviera ocurriendo era debido a mi perfeccionismo… y que estaba propiciado por mi síndrome del impostor, apareciendo de una manera que se refleja en mi personalidad.
¿Y eso?
El síndrome del impostor puede enmascararse en el perfeccionismo y el exceso de trabajo porque estamos tratando de convencernos de que no somos lo suficientemente buenos para hacer el trabajo que estamos haciendo actualmente. Nos está impulsando a hacer que XYZ sea perfecto para que nuestros clientes (o nuestros colegas de la industria en la que estemos) no se den cuenta de nuestro “fraude, cuando en la vida real, es un detalle que probablemente ni siquiera notarán o que no les importa lo más mínimo. O el hecho de que tenemos que trabajar más duro que los demás para demostrar nuestro valor y tratar de lograr algún objetivo o resultado que probablemente sea inalcanzable y poco realista.
Si bien es importante entregar tu mejor trabajo a un cliente, es igualmente importante darte un poco de gracia ( y un poco de espacio ) para dar un paso atrás y estar orgulloso de tus logros ( el archivo de hype ) . En algún momento deberás preguntarte ¿cuándo es suficiente, suficiente? ¿Cómo es REALMENTE eso? Porque si no eres capaz de dar una respuesta que sea mensurable y alcanzable, te estás haciendo un flaco favor.
Pregúntate: ¿es esto para MÍ?
¿Cuántas veces has empezado a avergonzarte por tu progreso (poco), tus habilidades (escasas) o simplemente por no hacer lo suficiente (es que soy una vaga…)? A mi me pasa, constantemente. Y muchas veces, noto que ese sentimiento suele aparecer cuando estoy en Instagram, Facebook, TikTok… o incluso cuando abro un correo electrónico de una newsletter temprano por la mañana.
“¿Debería hacer un curso de ingresos pasivos? ¿Es así como alcanzaré los meses de 5.000€?”
“¿Debo cambiar los paquetes de mis servicios y revisar mis procesos de negocio?”
“¿Debo publicar una story en Instagram a diario para promocionar y vender mis servicios?”
Si eres como yo, es muy probable que quieras hacer todo lo que puedas para llegar al siguiente nivel de tu negocio. Y mientras que siempre marcas como realizadas las “tareas pendientes” o las metas mensuales de tu lista de cosas por hacer, tu y yo sabemos que esa lista, siendo realistas, es un pozo sin fondo. Tendemos a marcar un objetivo en busca de otro de inmediato y esos objetivos siguen creciendo cada semana. Y eventualmente, te encuentras en un lugar en el que te preguntas, ¿estoy haciendo esto POR MÍ o estoy haciendo esto porque alguien más lo está haciendo?
¿Te suena familiar? Si es así… te invito a que te hagas la siguiente pregunta la próxima vez que tomes una decisión:
¿Es esto para mí?
Como mencioné anteriormente, el síndrome del impostor aparece en forma de sentir que no estás “haciendo lo suficiente”, así que sigues acumulando más y más trabajo para sentirte adecuado y capacitado en lo que haces. Sin embargo, la realidad es que ya estás haciendo más que suficiente. Tomarte el momento para preguntarte esas cuatro pequeñas palabras puede representar una gran diferencia. Te permite crear un espacio para reflexionar hacia dónde quieres ir en tu negocio. ¿Las tareas que deseas realizar se alinean con tus objetivos a largo plazo o estás tomando una decisión basada en lo que están haciendo los demás y que no tiene sentido para ti?
Porque la verdad más absoluta es que no todo es para ti y no tienes que hacerlo todo. No es necesario que hagas lo que hacen los demás para lograr tus objetivos o cuantificar tu valor si no se alinean contigo o con tu negocio.
La próxima vez que sientas que no estás haciendo algo lo suficientemente rápido, lo suficientemente bueno, lo suficientemente grande… te invito a que te sientes un momento y reflexiones sobre qué ES lo que estás buscando lograr y POR QUÉ.
Puede no existir una “cura” para el síndrome del impostor, pero definitivamente podemos reconocer los “síntomas” y encontrar formas de gestionarlo. Se manifiesta de forma diferente en cada uno de nosotros, pero la recomendación siempre es la misma: cuídate y habla con tus amigos en tu industria y en los negocios. Recuerda que debes reconocer tu valor y darte un respiro de vez en cuando: lo estás haciendo lo mejor que puedes, lo estás haciendo absolutamente genial. Confía y cree en ti mismo.
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2 Comentarios
Me encantó este post! Ahora mismo comienzo mi carpeta hype! Es una idea excelente! Gracias!!!
¡Me alegro de que te guste! Espero que tu carpeta de hype te sirva tanto como a mi 🙂